REVISTA ACADÉMICA DE LA FEDERACIÓN LATINOAMERICANA DE FACULTADES DE COMUNICACIÓN SOCIAL
La Guerra en la Frontera llega a las pantallas televisivas: el tema de inmigración indocumentada a Estados Unidos Silvia Alvarez Curbelo Ph.D. Escuela de Comunicación - Universidad de Puerto Rico [email protected] De un modo más general, creo que la retórica va a ser una disciplina decisiva en la reconstitución de las ciencias sociales en la medida en que éstas abandonen cada vez más -como ya lo están haciendo- su dependencia de las distintas variantes de un paradigma substancialista. Si esto no es aún enteramente visible hoy en día, es por la persistencia de un prejuicio -anclado en la ontología clásica- según el cual la retórica afecta tan sólo la superficie del lenguaje, que es tan sólo el “adorno” de una realidad que se constituye al margen de lo figural. Pero si lo figural, por el contrario, es considerado como constitutivo de lo discursivo, y el discurso es visto como el terreno mismo de constitución de lo social, ya no es posible marginalizar a la retórica del modo que se lo ha hecho hasta el presente.
Ernesto Laclau, "El análisis político del discurso: entre la teoría de la hegemonía y la retórica".
By the time I get to Phoenix she'll be rising She'll find the note I left hangin' on her door She'll laugh when she reads the part that says I'm leavin' 'Cause I've left that girl so many times before.
Burt Bacharach, "By the Time I Get to Phoenix", 1967.
Si la luna suave se desliza por cualquier cornisa Por qué el mojado precisa comprobar con visa
Ricardo Arjona, "El mojado", 2005
Resumen: La ponencia explora la ofensiva discursiva en torno al tema de la inmigración indocumentada a Estados Unidos por parte de la cadena CNN, en particular, desde el programa Lou Dobbs Tonight. La guerra en la frontera sur de Estados Unidos se batalla a diario en las pantallas televisivas, desde donde se dirimen nociones de nación, cultura, raza y legalidad. El terror se torna en categoría organizadora de lo social en Estados Unidos, de ahí que se homologuen las categorías de inmigrante, terrorista y criminal. A Otto Santa Ana
El oficial de inmigración de Estados Unidos me pregunta con cierta incredulidad por mi razón para
viajar a Nogales, Sonora. No levanto mucha suspicacia cuando le respondo que "por curiosidad". Creo que por mi propia edad fronteriza codificó que había ido a comprar Lipitor o algún otro medicamento cardíaco o quizás algún ansiolítico. Por supuesto, con él, en tiempos 9/11, y en esa estación de peaje mal iluminada e ingrata no iba a discutir sobre ningún hueco en la frontera. Del otro lado, el desierto de Arizona - con sus cactus rosados contra el azul irreal del cielo- me hace recordar la canción de amores siempre separados por la distancia de Burt Bacharach, By the time I get to Phoenix, que tantas veces oí cuando "era feliz e indocumentada", no pun intended.
Viajo con mi nieta con el nombre postmilenio de Sidney. A partes desiguales es mexicana,
puertorriqueña y gringa. A menos de una hora, la ciudad de Tucson queda tan lejos como Neptuno, como dice la canción de Ricardo Arjona en tándem con Los Intocables. A mitad de camino, una decena de
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hombres yacen esposados en el suelo, cegados por los potentes faros de la camioneta interceptora del Border Patrol. ¿Cómo explicar a Sidney lo que pasa? ¿Por qué esos hombres que tanto se parecen al conductor de su autobus escolar, a sus amigas y maestras de la escuela, y a sí misma, están tirados en el borde de la carretera? Alguien en nuestra comitiva, que no es fundamentalista o aspirante a Minute-Man, sugiere: "Porque se puede colar algún terrorista".
Arizona ha sustituido en el radar de aliens a las más tradicionales rutas de California y Texas. En la
medida en que los controles fronterizos apretaron en estos dos estados a lo largo de la década de los '90, la geografía migratoria se desplazó a una Arizona menos vigilada. El desplazamiento a la ruta de Arizona entronca cronológicamente con el evento bisagra de septiembre 11. Planteo que una de las estructuras retóricas para caracterizar y fijar el imaginario del inmigrante indeseable en el discurso público- el hueco en la frontera- alcanza entonces una renovada visibilidad y releva -aunque no cancela- el imaginario más orgánico de la inundación, del contagio racial y lingüístico -que dominó en las últimas décadas-. (Santa Anna)
Lo más distintivo de la nueva codificación es que el inmigrante se homologa con el terrorista y
como en la mañana de septiembre que desordena y reordena a Estados Unidos es capaz de abrir huecos, hoyos en la frontera, heridas en la nación: the hole in the border. Los huecos de la historia: La historia nos ofrece un jugoso inventario de muros y huecos. En los relatos fundacionales de la ciudad como roturación novedosa de vida social, el muro comporta un ademán complejo. Por un lado, la ciudad es encierro, sutura, autarquía e incesto aún cuando la circulación y los intercambios de bienes materiales y culturales y de gente subyacen a la apuesta urbana. Sus puertas, un régimen de entradas y salidas controladas. Una pulsión de identidad, de presentar señas por demanda se impone aún cuando la ciudad cultiva también una inclinación al anonimato, a la diversidad de oficios y perfiles socioculturales, a la inclusión de la extravagancia.
Pero la ciudad, aclamada como un dispositivo de control de la violencia,de la errancia y de los
peligros del descampado, es aporísticamente, el lugar donde nace la guerra. Paul Virilio nos lo dice en su apantallante Pure War: la ciudad es siempre preparación para la batalla.(Virilio) La representación emblemática de la ciudad antigua es precisamente el muro de contención, la muralla defensiva, la muralla de exclusión. Las hay también de lamentaciones, las hay burladas como la Troya y Jerusalén es siempre una ciudad de Dios asediada. Aún en propuestas que dudan de la ciudad como lo hace el feudalismo, el castillo es una ciudad en miniatura protegida por sus muros. Quizás la modernidad urbana signo del nacimiento de Europa como poder hegemónico queda marcada por el hueco que se abre en las murallas del imperio romano de oriente en 1453 a pura voladura de pólvora.
Crecí con la imagen de la Cortina de Hierro, un muro inventado por Winston Churchill en un
discurso en la Universidad de Missouri apenas meses después que terminara la Segunda Guerra Mundial y se iniciara la Guerra Fría.1 Pronto aparecería una Cortina de Bambú, que no fue tan popular como representación, y es que tampoco los chinos la requerían: el peligro amarillo, el famoso "yellow peril" era muy efectivo desde el entresiglos XIX-XX (Thompson) y, por supuesto, el Muro de Berlín. En el mareo de libertad y prosperidad de la posguerra, el primer mundo vilifica al muro: "Ich ein Berliner" o "Mr Gorbachov, tear down that wall", de JFK y Ronald Reagan están dentro de los "sound bytes" más famosos del siglo XX. Cuando le ponemos imagen a la postmodernidad, con frecuencia desempolvamos del archivo mediático la Caída del Muro de Berlín, con todo y memorabilia de cemento grafitado.
En la medida en que la Guerra Fría y su mundo geométrico se disuelve, las revolución informática
avanza y las categorías cognitivas de la globalización suplen los marcos de interpretación, emerge otra generación de representaciones para comunicar el terror. Metáforas más volátiles, aeróbicas o acuáticas se popularizan para representar riesgos de naturaleza viral en la acepción de Baudrillard (2001). Se imbrican viejas nociones de desastres naturales como inundación y diluvio ; de contagio, plaga y animalizaciones con nuevas nociones de invisibilidad, manotecnología y metástasis para describir los terrores que acechan en la forma de inmigraciones tercermundistas, los virus informáticos, la droga, las contaminaciones y las epidemias (la emblemática es el SIDA). (Beck) La nacionalización del riesgo migratorio: del mojado al terrorista
Otto Santa Ana analiza la producción retórica durante la década de los noventa del siglo pasado en
el discurso público de la inmigración en California. En particular, la campaña en 1994 propulsada por el
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gobernador Pete Wilson en la que triunfó la Proposición 187 que negaba servicios esenciales a los migrantes sin documentación. Para cuando escribe el prólogo de su libro en 1999, Santa Ana admite que las ansiedades nativistas del comienzo de la década han mermado, en no menor grado, por la prosperidad económica patente en el segundo mandato de Clinton. Pero advierte proféticamente: "History teaches us that when hard times return, latinos and inmigrants will again be falsely blamed. Thus it is wothwhile to study the public discourse of the agitated Anglo-American electoral majority when it lashed out at the Latino communities in the 1990's." (Santa Anna)
Es interesante constatar que el análisis de las metáforas usadas para representar la inmigración por
Los Angeles Times durante la campaña, 58.2% remitían todavía a aguas peligrosas (olas, inundación) radicalización del espalda mojada y el cruce por el Río Grande. Por su parte, las metáforas utilizadas de manera dominante para caracterizar a Estados Unidos en el período trabajado fueron la nación como cuerpo, que daba margen a la inmigración como enfermedad y la nación como casa. (santa Anna). Esta última planteaba una situación ambigua: Para el presidente Reagan, al proclamar su victoria sobre el imperio del mal, Estados Unidos era una casa con puertas abiertas frente a la amurallización del bloque comunista. Si había pensado en algún momento en escudos protectores, éstos eran estelares. Sin embargo, pocos años después, para los proponentes de la 187, una casa abierta era un riesgo pues podía ser rebasada por las aguas impetuosas de la inmigración. Se podría argüir que, en momentos en que surgían otras cartografías posibles del mundo, el discurso público intuía -aunque no necesariamente entendía- consecuencias importantes del fin del mundo bipolar y posindustrial.
Mi segundo planteamiento es que el debate sobre la inmigración en Estados Unidos rebasa la
focalizacón regional y se nacionaliza a partir de septiembre 11 y que los dominios semánticos de carácter bélico: la nación como fortaleza; el muro como salvaguarda del país; el inmigrante como terrorista, se imponen en el discurso público. Este discurso público resemantiza al muro integrándolo a su arsenal retórico. Como suele ocurrir en situaciones límite como plagas y asedios, hay que cerrar la ciudad, hay que defenderla a cal y canto. Lou Dobbs: el guardián mediático del muro "Tonight's thought is on citizenship. "It is not always the same thing to be a good man and a good citizen." That from Aristotle" Lou Dobbs.
Para entender la organización bélica del discurso público sobre el fenómeno migratorio y su
nacionalización, me parece necesario que estipulemos el rol importantísimo de la televisión de cable, especialmente el canal Fox News y, algo rezagados, CNN y MSNBC, en la constitución del evento 9/11.2 Al atrapar el entendimiento del evento en el perímetro de alarma y emergencia de la pantal a, el terror se torna agente y estructura simultáneamente, significando la gran mayoría de los procesos públicos -incluso los más alejados en apariencia como los deportes y el entretenimiento- desde el rubro de la seguridad. 9/11 es oportunidad programática y protagónica
Si Bill O'Reil y y su acérbico The O'Reilly Report presentado por la cadena Fox tienen en los pobres
blancos de Estados Unidos su audiencia privilegiada, Lou Dobbs de la rival CNN lanza sus jeremíadas y admoniciones en Lou Dobbs Tonight a una audiencia de clase media, ese segmento desubicado, anacrónico y debilitado en el tejido social norteamericano. Entre O'Reil y y Dobbs hay similaridades: el estilo del "bul y" que se desespera con argumentos que le lleven la contra, el alarmismo y la estridencia. Pero también diferencias, sobretodo, en énfasis. Para O'Reil y - que aplaude a Abu Ghraib y Guantánamo- los inmigrantes son fundamentalmente "thugs", pandilleros que roban, escalan, violan -propiedades, mujeres y el trabajo de los norteamericanos. Pero no es su tema obsesivo, ese rango se lo reserva a los "liberales" , un significante amplio que acomoda a demócratas, feministas, ecologistas, multiculturalistas, el NY Times, Jon Stewart, Hollywood y las universidades, entre otros. Para Dobbs, sí lo es. Al recibir el Premio Eugene Katz 2004 por Excelencia en la Cobertura de la Inmigración concedido por The Center for Immigration Studies, un think tank asociado al ala más radicalmente xenofóbica del Partido Republicano, de manos del virulento senador por Colorado Tom Tancredo, Dobbs proclamó: "If we cannot maintain the security of our borders and our ports, we are in deep, deep difficulty. If we continue to accept the answer that we can al ow illegal aliens to cross our borders and into our ports, we’re not considering the possibility that terrorists can do the same, we’re in extraordinary difficulty. "
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En su serie "Broken Borders" que lleva en el aire más de dos años, lo que denomina la "inmigración
ilegal" es uno de los ejes del mal en los Estados Unidos post 9/11. (Reguillo). Acompaña su obsesión por la frontera sur, su fijación por lo que llama el "outsourcing of America" y el "hyphenation of America", es decir, la fuga de trabajos y capitales y el multiculturalismo. Con frecuencia, proclama un credo reminiscente del America First, popular en Estados Unidos previo a Pearl Harbor, frente "al mundo de afuera".3
Sin recato, Dobbs recurre al discurso propietario, al de los contribuyentes que ven escamoteados
sus "tax dollars" en servicios a poblaciones exóticas y trabajadores industriales vejados por la inmigración rampante y la fuga de trabajos a países de bajos salarios. Dobbs es impermeable a cualquier planteamiento de reconversión: la globalización es una afrenta a la nación, y sus derivados- los terroristas y los "ilegales"- los blancos preferidos de una mirada llena de nostalgia por los Estados Unidos de la segunda posguerra -antes de la OPEC y de Vietnam-.
Sus diatribas contra la globalización no hubiesen pasado de ser los lloriqueos de un comentarista
menor y de capa caída (como analista financiero de CNN se resistió a creer el fin de la burbuja de los .com) a no ser por septiembre 11. El hueco abierto en cada una de las Torres Gemelas le permitió adueñarse de un horario estelar diario en el que expone las infracciones continuas a la seguridad e integridad de los muros nacionales.4
He estado siguiendo a Lou Dobbs desde que hace dos años y medio en lo que para algunos es ya
en lugar de "broken borders", un "broken record".5 Con cotas elevadas de redundancia y selectividad, saltando, sin transición, del reportaje a la opinión y a la propaganda, Dobbs articula y vocifera un discurso de la nación asediada, pletórico de matáforas bélicas y en el que el muro -físico, legal y simbólico- aparece de manera prominente. Otrora signo de opresión y totalitarismo, el muro se reivindica en el discurso mediático de Dobbs como pieza "transformer" de la casa nacional: en momentos es la puerta cerrada a los tratados de libre comercio; en otros, la barrera para proteger a la industria norteamericana; en muchas más ocasiones el portón con foso para detener a la inmigración del sur.
La investigación, que abarca más de 300 transcripciones de programas de Dobbs desde junio de
2003 a diciembre de 2005, arroja una configuración retórica bastante transparente, ideal para crear templados mediáticos. Los encuadres de pensamiento y encuadres de narración sencillos se vierten en los encuadres de producción y encuadres de recepción predecibles que la televisión comercial requiere. Para propósitos de esta presentación, identifico las matrices retóricas más relevantes manejadas por Lou Dobbs en Broken Borders y que gravitan hacia la figura del muro, lugar preciso de la identidad norteamericana en tiempos de porosidad, geografías móviles y multiculturalismo.
1. El evento: Septiembre 11 es momento fundacional para el discurso de Lou Dobbs y provee la mayor
parte del capital legitimador para su discurso de la frontera rota y de los huecos en la casa nacional. Septiembre 11 se asocia a otros momentos de traición y alevosía donde el extranjero irrumpe como es el caso de Pearl Harbor.
2. La invasión: Dobbs se columpia entre el rostro familiar del invasor: el mexicano y un rostro inefable
y siniestro. Son estrategias de sentido de las que deriva una ambigüedad peligrosa: ahora lo ves, ahora no lo ves. Por tanto, lo mejor es sellar la frontera, levantar el muro.
3. La frontera como escena del crimen: La frontera comporta un doble signo: es, por un lado, escena
del crimen originario, es decir, el que comete el invasor al hollar el territorio patrio y, en segundo lugar, es umbral que cruzan las figuras de la muerte y la desolación. A menudo, la figura del inmigrante colapsa con el mara.
4. La Ley como pureza de sangre: La ley como proveedora de identidad le provee a Dobbs la
nomenclatura propicia para nominar inclusiones y exclusiones. Muchas de las más caldeadas discusiones que se registran en el programa son provocadas por su insistencia en llamar ilegales a los indocumentados y negarles la autorización para hablar y detentar derechos, incluso los más elementales. Con referencia inevitable a los dispositivos lombrosianos, apoya los esfuerzos porque las leyes de inmigración permitan más procedimientos y tecnología biométricas.
5. La misión: El mesianismo está inscrito en una buena porción de los discursos públicos de los
Estados unidos a través de su historia. Sean indios de las llanuras, el imperio español en agonía, o Irak, la misión descansa en un tripartito: el mandato divino, las armas y un sentido de lebensraum,
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destino manifiesto y dominio preeminente sobre el territorio. Los minute-men y las Fuerzas Armadas encarnan el tripartito a la perfección y son para Dobbs quintaesencia del patriota.
6. El contagio: Viejo resorte del terror, la metáfora del inmigrante como enfermedad detona
referencias en automático - los leprosos bíblicos, los judíos durante la Peste Negra, los haitianos y el SIDA y la memorialización que se hace de El is Island, convertida por Dobbs en ejemplo de muro de contención.
7. The American People: El discurso anti-élite. Dobbs sacraliza y homogeneiza al pueblo, como
suelen hacer las ofertas populistas, y lo contrapone a una élite política, cultural y económica, que es egoísta y poco patriota. El populismo está siempre a flor de piel en Estados Unidos desde los tiempos de Andrew Jackson. Seduce por su simpleza. Propone una retórica binaria de Ustedes los ricos y nosotros los pobres; nosotros los del heartland y ustedes los de las dos costas.
8. El Quinta-Columna: El enemigo puede estar durmiendo contigo. Los políticos hispanos son
especialmente peligrosos porque dominan códigos retóricos que pueden ser seductores. Cuando el debate no camina bien, siempre Dobbs puede manejar el tiempo mediático no con autoridad pero sí con autoritarismo.
9. El Estado: Declina en su función protectora. No es el "enforcer" que un estado hobbesiano
requiere. Para un republicano a ultranza como Dobbs, no hay mayor decepción que ver un presidente indeciso. Eso se deja para los demócratas.
10. Vida y muerte del otro: Ni la compasión ni el derecho a la vida valen fuera de la ley. Hay tintes de
eugenesia -hay que evitar los bebés anclas- . Las salas de emergencia son campos de batalla. Conclusión:
En su alucinante libro: Vidas Desperdiciadas: La modernidad y sus parias (Paidós,2005), Zygmunt
Bauman desvela una afinidad entre los inmigrantes -desperdicios en el patio trasero- y los terrores autóctonos:
Los inmigrantes, y sobretodo los recién llegados, exhalan ese leve olor a vertedero de basuras que, con
sus muchos disfraces, ronda las noches de las víctimas potenciales de la creciente vulnerabilidad. Para quienes les odian y detractan, los inmigrantes encarnan - de manera visible , tangible, corporal- el inarticulado, aunque hiriente y doloroso, presentimiento de su propia desechabilidad. (p.78)
El discurso público de la migración como violación de los muros - difundido por Lou Dobbs y sus
homónimos- pretende exorcisar el espectro de la disolución de la nación. Se aferra a la arquitectura de una gran casa imaginada que se erigió sobre una roca en el siglo XVII. La adscripción retórica a los muros de contención se nutre de viejos relatos e imágenes de corte religioso y de cultura épica. Se combina con el inventario euclidiano del estado moderno con su énfasis en las fronteras y controles de los límites, la fijación de los mapas y la tratadología que legaliza los raptos étnicos, las absorciones de tierras y las usurpaciones bélicas. (Bauman, ) También con la obsesión de construcción del desarrollismo modernizador (Berman) Levantar un muro que detenga la disolución es para este discurso público la potestad principal y la representación primaria del estado moderno norteamericano retado por el capitalismo globalizante, los excedentes y diversificaciones poblacionales, la homogeneización de aspiraciones respecto a estilos de vida circulada por los medios y el terrorismo. El problema es que ese mismo estado norteamericano a la vez que nativista, aislacionista y xenófobo , clasemediero y blanco, un dispositivo del capital, en constante búsqueda hegemónica.
La guerra mediática de Dobbs por controlar la retórica nacional descansa en la capacidad metastásica
del terror. Sobre la figura del inmigrante colapsan para mayor efectividad las características de terrorista, enfermo, desviado e invasor. La nación como fortaleza no puede abrirle puertas ni permitir que se abran huecos en su escudo protector. Al mostrar su desdén por el "hyphenated-American", Dobbs remite a nociones de pureza de sangre. Si bien no niega que Estados Unidos sea una nación de inmigrantes, acota ese relato a un pasado fundacional lejano. En su discurso del hoy el ID inmigrante siempre va acompañado de la adjetivación "alien".
Los grupos paramilitares y el vigilantismo mediático de un Lou Dobbs y sus parangones representan la
radicalización del nativismo en momentos de terror, tras el desastre de las Torres Gemelas pero también frente a una inminente desechabilidad de muchas de las estructuras nacionales y estatales. Interpela el discurso público al Estado para que éste imponga la ley que finalmente establezca el adentro y el afuera, el
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verdadero muro. La finalidad última estriba en obligar al estado a asumir su verdadera identidad: la de soberano (Agamben) y que se restituya de una vez y por todas el orden.
NOTAS; 1. Accesado
http://www.historyplace.com/speeches/ironcurtain.htm
2. Contrasta con la auto-censura, en momentos la sumisión, de la gran prensa norteamericana, penosa posición que ha sido
admitida en la medida en que se desmoronaban los argumentos para ir a la guerra de la Administración Bush.
3. Una variante contemporánea la ofrece el secreatrio de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando se refiere a la "Vieja Europa" en medio
del debate sobre la legitimidad de la Guerra de Irak.
4. En la tipología de noticieros de 24 horas, las Torres Gemelas le dieron a Fox News una ventaja en audiencia que no han perdido.
El programa de Dobbs ha ganado un 28% más de audiencia para el horario 6-7:00PM en estos dos últimos años aunque sigue siendo segundo detrás de Special Report de Britt Hume en Fox.
Es la expresión del congresista por un distrito de Illinois, Luis V. Gutiérrez, de origen puertorriqueño.
BIBLIOGRAFIA:
Agamben, Giorgio. (2001). Medios sin fin: notas sobre la política. Valencia, España: Pre-textos. Alvarez Curbelo, S. (2005). "Las nuevas murallas: la walmartización de San Juan de Puerto Rico", en Rossana Reguillo y Marcial Godoy Anativia, editores, CiudadesTranslocales: espacios, flujo, representación. Perspectivas desde las Américas. Guadalajara, México: ITESO/SSRC.
(2001). "Que te coge el holandés: miedos y conjuros en la ciudad de San Juan" en Corporación Región. El miedo:
Reflexiones sobre su dimensión social y cultural. Medellín, Colombia: Corporación Región. Baudrillard, J. (2001). La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos. Barcelona: Anagrama. Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Barcelona, España: Paidós. (1999). La globalización. Consecuencias humanas. Buenos Aires: Argentina: Fondo de Cultura Económica de Argentina. Beck, U. (1998). La sociedad del riesgo. Hacia una nueva Modernidad. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós. Berman, M. (1988). Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. México D.F., México: Siglo XXI Editores. Laclau, E. (1998). The Politics of Rhetoric. Colchester: Essex. Reguillo, R. (2005). Horizontes fragmentados. Comunicación, cultura, pospolítica. El (des)orden global y sus figuras. Guadalajara, México: Ediciones ITESO. Santa Ana, O. (2002). Brown Tide Rising. Metaphors of Latinos in Contemporary American Public Discourse. Austin, Texas: University of Texas Press. Thompson, Richard Austin. (1979). The Yellow Peril, 1890-1924. Ann Arbor, Michigan. Virilio, P. y Lotringer, S. (1998). Pure War. Boston, U.S.A.: The MIT Press. http://transcripts.cnn.com/TRANSCRIPTS/0504/13/ldt.01.html
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